REFLEXIONES SOBRE CORONAVIRUS Y CONTAMINACIÓN
- Sofía Martínez
- 8 ene 2021
- 2 Min. de lectura
Fábricas cerradas, autopistas vacías, calles desérticas… son imágenes que se han repetido en todo el mundo a medida que la pandemia de coronavirus ha ido avanzando inevitablemente. El parón brusco de las actividades humanas ha tenido un gran beneficiado inesperado: el planeta, ya que durante este período la calidad del aire ha mejorado en multitud de ciudades y se han reducido las emisiones de gases invernadero responsables del cambio climático.
Analicemos algunas de las consecuencias observadas en los ´últimos meses:
Caída de las emisiones dióxido de nitrógeno, NO₂
Durante los meses de confinamiento diversos estudios e imágenes de satélites mostraban cómo la crisis del coronavirus había reducido un 25% las emisiones de CO2 en China hasta el 1 de marzo, unos 200 millones de toneladas. Poco después, la Agencia Espacial Europea difundió unas imágenes uno de sus satélites donde se mostraba como Europa había sufrido una disminución significativa de la concentración de contaminantes, principalmente la zona del norte de Italia, la más castigada por el coronavirus, que fue la primera en aislarse antes del cierre total del país
El video, permite apreciar las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) y otros contaminantes desde el 1 de enero de 2020 hasta el 11 de marzo de 2020. Sobre el mapa europeo hay unas manchas rojizas que reflejan las emisiones de dióxido de nitrógeno. A medida que avanza el vídeo, se ve cómo estas manchas van desapareciendo. Demostrando así que las emisiones provienen fundamentalmente de tubos de escape y la generación de electricidad, particularmente las centrales eléctricas de carbón, actividades que se vieron reducidas.
En Venecia: aguas cristalinas.
En las redes sociales pudimos ver imágenes en las que se distinguían los canales de la ciudad de Venecia como pocas veces se habían visto: completamente limpios. En algunas zonas incluso se podían ver aguas cristalinas que cobijaban incluso algunos pequeños bancos de peces que se habían aventurado en los canales. Con menos tráfico por los canales, los sedimentos arrastrados por las embarcaciones vuelven al fondo, reduciendo considerablemente el agua turbia y devolviendo a Venecia una estampa digna de admirar. Todo esto nos lleva a reflexionar sobre la explotación del turismo en la ciudad.


La fauna salvaje reconquista las ciudades
A medida que más ciudades de todo el mundo iban sometiéndose al confinamiento abundaron imágenes en las redes sociales en las que aparecen animales salvajes que se aventuraban en el solitario espacio urbano. En la ciudad japonesa de Nara, los ciervos campaban a sus anchas por las calles despejadas de los habituales turistas, mientras que en Oakland (San Francisco, EE. UU.), se pudieron ver pavos salvajes dentro de una escuela. Más cerca de nuestra situación geográfica, en Barcelona, se vieron jabalíes en las calles deshabitadas del centro de la ciudad en busca de comida. De forma que parece que la naturaleza quiera recuperar el espacio perdido.

Pero ¿qué pasará con todas esas economías que durante la enfermedad han reducido los niveles de contaminación causados por las actividades humanas? El esfuerzo por revivir la economía mundial después de la pandemia ¿acelerará de nuevo las emisiones de gases como si nada? Todo depende de si los Gobiernos y las grandes potencias como China o Estados Unidos utilizan este momento para promulgar políticas de crecimiento sostenibles o si continúan como si nada hubiera pasado.
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